La poesía…Me resulta
extraño estar aquí escribiendo sobre poesía, siendo una persona con un historial
mínimo de poemas leídos en su vida, sin embargo, recientemente he encontrado en
ella un bálsamo que antes no había percibido, eso no significa que nunca antes
hubiese disfrutado de un poema, pero lo cierto es que siempre los miré con la
idea de que la poesía era ese conjunto de versos de extenso vocabulario,
significados indescifrables e incluso ligeramente pretenciosos, la veía
alejada, como creada para el disfrute y entendimiento de unos pocos, pero
recientemente he encontrado en la poesía una fascinación y un sentimiento muy
reconfortante, así que pensé que tal vez sería buena idea compartir en el blog
mi poema favorito, a pesar de que como ya dije no he leído demasiados.

Además de compartirlo
quería hablar un poco sobre él, más no sobre su rima o cuantos versos tiene, su
composición y demás, puesto que son cosas que no manejo muy bien y que para la
entrada me resultan innecesarios. Sino que por el contrario quiero compartirles
lo que me hace sentir y qué es eso que encuentro tan especial en este poema.
Pero por supuesto antes
deberán leerlo:
LA PRINCESA ESTÁ TRISTE
La
princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su
boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa
está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos
reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea el
bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una
vaga ilusión.
¿Piensa,
acaso, en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su
carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz? ¿O en el rey de las
islas de las rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!,
la pobre princesa de la boca de rosa quiere
ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos
de mayo o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya
no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón
escarlata, ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Y están tristes las
flores por la flor de la corte, los jazmines de Oriente, los nelumbos del
Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de
los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio
real; el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros
con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la
crisálida! (La princesa está triste, la princesa está pálida) ¡Oh visión
adorada de oro, rosa y marfil! ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe
existe, —la princesa está pálida, la princesa está triste—, más brillante que
el alba, más hermoso que abril!
—«Calla,
calla, princesa —dice el hada madrina—; en caballo, con alas, hacia acá se
encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te
adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con un beso de
amor».
-RUBÉN
DARIO
Es un poema extraído del libro “Azul” de Rubén Darío que como sabrán es el mayor representante del Modernismo.
Ahora… yo tengo una especial inclinación al Modernismo, no solo por sus características en la literatura, sino en general por sus ideales. Esa idea de que no pertenecemos a nuestro país, que somos ciudadanos del mundo “cosmopolitas” con el derecho de ser tratados iguales en cada uno de los rincones del planeta, puesto que nuestra nacionalidad es irrelevante. Esto representa muchísimo para la sociedad latinoamericana de ese entonces, es el momento en el que la literatura de Hispanoamérica puede pasar de ser “literatura de Hispanoamérica” a literatura sin más, sin condicionarla, sin clasificarla y encasillarla en un grupo solo por la procedencia de sus autores, esto unido al crecimiento de las ciudades y del deseo colectivo de escribir nuestra propia historia sin seguir los pasos de Europa por más buenos que fueran, porque era preciso marcar un camino propio.
Ahora se preguntarán ¿Qué tiene eso que ver con el poema?
Fácil, todo eso que acabo de escribir antes no es más que el pensamiento de Rubén Darío, un poeta sin límites, sin marcas, un poeta libre, libre para experimentar y romper con los patrones anteriores, un poeta que en escazas palabras transporta al lector a un mundo fantástico y sensorial.
Este poema en específico me gusta muchísimo por sus ambientes, por lo que transmite al lector, no solo esas imágenes tan brillantes, vívidas y mágicas, sino la claridad con la que transmite las emociones, la tristeza, la ilusión.
Otra cosa que puedo resaltar en este poema es la conclusión, esa frase final tan firme, tan poderosa y sublime.
En mi opinión es un poema tan cercano al corazón que simplemente leerlo me tranquiliza, puedo identificarme con él, disfrutar de cada palabra y signo de puntuación en él.
¿Les ha gustado el poema? ¿Cual es su poema favorito?
FELICES JUEGOS DEL HAMBRE Y QUE LA SUERTE ESTÉ SIEMPRE DE VUESTRO LADO