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domingo, 5 de junio de 2016

EQUINOCCIO DE OTOÑO: EL ENCANTO DE LOS ANTIHÉROES




Justo ayer estaba viendo un vídeo de John Green en su canal CrashCourse en el que hablaba de El Gran Gatsby y justo al inicio dijo algo que me llamó bastante la atención tanto que dejé de ver el vídeo y me puse a meditar un poco sobre la idea.

Lo parrafearé: “La cualidad de una novela no tiene nada que ver con lo agradables que resulten sus personajes”

Así que me puse a pensar sobre las diferentes formas en las que nosotros como lectores tenemos de conectarnos con los personajes, y como en ocasiones podemos llegar a adorar a un personaje como personaje aunque lo detestemos como persona, en otras palabras, pensé en como al leer una novela somos capaces de suprimir los impulsos emocionales por los intelectuales a la hora de juzgar personajes con una moral apuesta a la que nosotros podamos tener.

En cuyo caso la afirmación de John es perfectamente válida, sin embargo me dejo pensando en las muchas formas en las que asumimos la forma de pensar de un personaje, porque, parafraseando a John de nuevo, lo fascinante de leer es que llegamos a ver como la sociedad ve a un individuo y como ese individuo se ve a sí mismo dentro de la sociedad, por lo que de cierta forma los personajes tienen una oportunidad de justificar sus acciones de manera en que esos argumentos a su favor son solo conocidos por sí mismo y por el lector, mientras que aún se ignoran por la sociedad que sigue juzgándolo por lo que este exterioriza.


Así que el día de hoy decidí traerles mi ligeramente extensa reflexión sobre qué es lo que hace que un personaje nos guste a pesar de ser moralmente opuesto a nosotros y en general ¿Qué hace que un personaje nos guste? Por supuesto no soy psicóloga y todas las conclusiones a las que llegué y cuestiones que pregunte no están basadas en nada más que el divagar de mi cerebro por lo que les ruego que perdonen cualquier disparate… Y sin más rodeo he titulado a esta entrada:


EL ENCANTO DE LOS ANTI HÉROES

(Porque una buena dosis de dramatismo siempre es buena)
(Bueno... casi siempre)


Además del pasajero comentario de John otra razón por la que decidí escribir esta entrada es que llevo las últimas semanas bastante obsesionada con un musical llamado Hamilton que si no lo conocen aún (lo cual sería sorprendente porque está en todas partes) es un musical sobre la vida de Alexander Hamilton uno de los padres fundadores de los Estados Unidos y siendo honesta siempre sido gran fan de los musicales, pero en este he encontrado algo que no había encontrado en ningún otro y podría alentar a cualquiera a que se tomara el tiempo de escuchar la banda sonora en orden y verán que es básicamente otra forma de consumir literatura, y la historia que encontraran es simplemente fascinante. Hamilton ha sido una figura ampliamente ignorada lo cual es sorprendente porque su vida fue bastante intensa y su colaboración a la historia es remarcable. Sin embargo no fue Alexander el que me puso en mi dilema literario (y un poco moral) sino el “antagonista” de la historia, el vicepresidente Aaron Burr, y digo antagonista entre comillas porque en realidad es un personaje en el que a pesar de sus acciones no del todo correctas, no encuentro verdadera maldad. Pero como sea, me preguntaron cuál era mi personaje favorito, a lo que la respuesta coherente sería Eliza (la esposa de Alexander), porque supongo que a los ojos de todos los demás soy un poco Eliza, pero en ese momento me di cuenta de que en realidad mi personaje favorito no era otro que Burr. Sí, Burr quien pondría fin a la vida de nuestro héroe y le causaría muchos otros años, pero aun así tuve más claro que el agua que el personaje que más me fascinaba no era otro que él, pero no solo en el sentido estricto de personaje por su construcción, sino en el sentido emocional. Porque por alguna razón mis emociones se dirigen un poco hacía él más de lo que lo haría quizás a otro personaje más “querido” por decirlo de alguna manera.



Pero volveremos al atormentado Burr más adelante, primero me gustaría hablar de las diferentes categorías en las que he clasificado a los personajes y los posibles motivos por los que pueden gustar. Porque qué lector o escritor no se ha preguntado alguna vez ¿Cómo crear un personaje digno de recordar? ¿Qué hace especial a ese personaje que tanto me gusta?

Según yo, los personajes podrían agradar de cinco maneras diferentes:




En esta categoría estoy hablando de esos personajes que abrasan al  lector por medio de su moral y sentido de la justicia, de esta forma resultan personajes imposibles de odiar, porque podrían considerarse “moralmente perfectos”. Independientemente de las preferencias, gustos del lector, estos personajes si acaso pueden resultar planos pero nunca malos porque carecen de faltas morales.


Gregory Peck
Un ejemplo claro de esto sería el archiconocido Atticus Finch de Matar a un Ruiseñor, casi el arquetipo de la integridad, del deber, del honor.  Atticus no es de ninguna manera presentado de forma que pueda resultar amoral, pero ¿Es en realidad Atticus Finch “perfecto? Probablemente si la historia estuviera narrada desde su punto de vista veríamos muchos más fallos, dudas. Seguiríamos viendo un buen hombre pero ese hombre dista de la idea que representa Atticus, porque más que un personaje, el abogado es una filosofía de vida, un modelo que no puede presentar sombras de sucia humanidad porque su propósito es capturar el bien a pesar de su naturaleza humana.



Un personaje común, ni especialmente bueno, ni especialmente malo, pero quien a lo largo de la historia descubre algo que le hace cambiar de vida y encontrarse a sí mismo por lo que al terminar la historia es una persona completamente diferente. Este tipo de personajes es bastante fácil de querer, después de todo citando a García Márquez "el amor por los hijos no es producido por su nacimiento sino por la complicidad durante su crianza". Es difícil para cualquier humano, siendo nosotros seres tan empáticos no sentir inclinación hacía una persona a la que hemos visto caer, levantarse y camaleonizarse hasta dejar en el pasado a su antiguo ser, es algo que se involucra directamente con nuestros propios deseos de ser mejores, con nuestras propias inseguridades, es como tener a una persona diciendo “hey, ¡No estés triste! Mira donde estaba antes y donde he llegado”

Un buen ejemplo de esto sería Todd Hewitt de The Knife of Never Letting Go, y sé que no es un libro muy popular he intentaba poner ejemplos más conocidos para que pudiesen entender mi idea, pero este personaje es perfecto para la categoría, teniendo en cuenta de que su historia es básicamente una metáfora para pasar de ser un niño a madurar y ser un adulto, algo por lo que todos pasamos tarde o temprano por lo que podemos fácilmente comprenderle y apreciarle.



En esta categoría nos encontraríamos con dos subcategorías, la primera en la que el personaje apela a nuestro propio ego, presentándonos un personaje que podamos considerar moralmente inferior, porque infla nuestra autocomplacencia, nos hace sentir que si bien hacemos cosas malas en comparación somos bastante santos. En esta subcategoría podríamos incluir a los típicos “chicos malos” donde es tan común ver a una protagonista sintiéndose atraída por él por la idea de poder hacerle ver la luz y llevarlo a su propia redención, lo cual si nos ponemos a pensar es bastante ridículo, querer a alguien solo porque crees tener el poder de cambiarlo. Pero como sea, en la segunda categoría tendríamos la parte más humilde de nuestra persona que cree en las segundas oportunidades, por lo que el autor estaría apelando a nuestra compasión de cualquier manera añorando el proceso de malo a bueno.



Estos personajes asombran lo suficiente al lector hasta llevarle a no considerar sus posturas morales, pues resultan innecesarias para disfrutar de su construcción.


Sherlock Holmes: A Game of Shadows

El ejemplo más claro sería en este caso Sherlock Holmes, y si queremos irnos con un villano siempre tenemos al profesor Moriarty, ambos comparten su agilidad mental para cautivar al lector sin realmente molestarse en que lado están, estando uno en el bueno y el otro en el malo, pero ¿Acaso alguien quiere a Moriarty por su maldad? ¿O a Holmes por su instinto de la justicia? No, su encanto recae en sus habilidades mentales sin lugar a dudas.


Hace poco leí un estudio sobre como estaba científicamente comprobado que nos sentimos atraídos por personas que físicamente nos recuerdan a nosotros mismos o a algún familiar o amigo que apreciemos. Bueno, pues pasa lo mismo con los personajes, nos sentimos atraídos por lo que conocemos, por lo que creemos controlar, esto desarrolla empatía y complicidad con el personaje para vivir su historia casi en carne propia, lo cual resulta más que beneficioso para una obra literaria.

Por ejemplo Elizabeth Bennet es un personaje cuyo encanto radica en lo identificadas que podamos sentirnos muchas mujeres con ella, con su naturaleza rebelde que todas tenemos un poco dentro, el deseo de casarse tan solo si es por amor, su rechazo a las convencionalidades impuestas por la sociedad a su género. Y si Lizzie no les basta otro personaje aclamado por el principio de similitud es evidentemente Jane Eyre, el arquetipo de la anti heroína, que no es especialmente guapa, especialmente rica pero tiene algo especial dentro de ella que es su inteligencia y la hace resultar única y valiosa, y es que por dentro todos (tanto hombres como mujeres) nos vemos a nosotros mismos un poco como Jane Eyre, especialmente nada, con la esperanza de algún día encontrar un “algo” que nos haga sentir especialmente todo.


Orgullo y Prejuicio

Sin embargo al concluir con mi exhaustiva meditación sobre los tipos de personajes descubrí que aún así no podía localizar a Burr en ninguna de esas categorías, por lo que de nuevo busqué una respuesta a la pregunta, ¿Por qué nos gustan personajes con moralidad opuesta? ¿Cómo es que podemos apreciar y perdonar a un personaje que cometa fallos pero en la vida real los penalizamos duramente?


Pensé que tal vez al encontrarnos con un personaje tan moralmente complejo estamos apreciando la construcción del autor, sin embargo eso explicaría la atracción intelectual, pero ¿Qué hay de la emocional?

Porque si lo pensamos en la vida real acciones como la mentira o la traición nos resultan detestables, sin embargo en numerosas ocasiones solemos apoyar a personajes que cometen estos errores o incluso algunos más graves, por lo que ¿Qué se está consiguiendo por medio de ese mensaje?

¿Acaso es la literatura una forma de dignificar los errores?

¿Puede todo parecer perdonable usando la combinación de palabras adecuadas?



Porque finalmente aunque estemos acostumbrados a ver nuestros fallos e ignorar los ajenos todo el mundo tiene una lucha interior, sin embargo asumimos que las personas deben comportarse de cierta forma y tachamos algunos comportamientos de imperdonables cuando una de las grandes cualidades de nuestra raza es precisamente la de perdonar o la de no hacerlo. Así que de esta forma el autor captura la humanidad del personaje, tal vez el atractivo no recaiga en sus acciones o personalidad, sino en la cantidad de tiempo que invierte en considerar sus acciones, en conocerse y encontrarse a sí mismo.  Tal vez somos capaces de enfatizar con una persona tan solo por su condición humana.

"That man´s silence is something wonderful to listen to"

"El silencio de ese hombre es algo increíble de escuchar"

-Thomas Hardy

Y eso es todo…
Esta sí que es una entrada larga
¿Qué opinan? ¿Qué es lo que especial a un personaje?
FELICES JUEGOS DEL HAMBRE Y QUE LA SUERTE ESTÉ DE VUESTRO LADO













3 comentarios:

  1. Hola :)
    Me pareció muy interesante el tema que escogiste para hablar. Es algo que creo todos nos hemos preguntado alguna vez. Pienso que justo esa una de las tantas cualidades de la literatura, acercarnos a otros puntos de vista que pueden distar mucho del nuestro y hacernos conocer sobre la condición humana. Y creo que la razón por las que nos sentimos atraidos a ese tipo de personajes es porque nos parecen más complejos en su construcción, nos hacen cuestionar nuestros propias concepciones sobre lo que "está bien" y lo que "está mal" y nos lleva a explorar lugares de la misma condición humana que tal vez nunca hubieramos conocido por nosotros mismos.
    En fin, una maravilla lo que la literatura nos ofrece.
    Un beso :)

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  2. Hola bonita.

    Me has dejado pensando un buen rato y releyendo la entrada para captar todas las cosas que ices. y es que WOW te curraste muchisimo la entrada. Hay mucha informacion y estructuración me encanta.

    He de decirte que me encanta analizar a los personajes. Me gusta examinar su forma de pensar y actuar y asi hacer mis teorias sobre el libro. Pero lo mejor es cuando llega el punto de la novela que te fusionas con los personajes y ves lo que ellos y te sientes identificada con ellos.Eso es una de las mejores cosas de la literatura. Y como bien dices, hay tantos tipos de personajes que al final siempre hay alguno con el que encajes mas que con otros, pero sin embargo todos tienen algo que te hace pensar en lo intersante que es este tema.

    Mis personajes favoritos son quizas esos... imperfectos. Los que estan rotos por dentro (por eso escribo mucho sobre ellos) por que ahí esta lo que todos los seres humanos tenemos, todo lo que somos. Alguna vez en la vida hemos estado rotos aunque ahora no lo estemos y eso es lo que hace que los ames con todo el corazon.

    Bien, he de decirte que no he visto Hamilton aun. Lo vi en el canal de Clau pero la verdad es que ni lo he escuchado ni nada de nada, pero si lo recomiendas, tendré que darle una oportunidad.

    Perdona si el comentario fue mi largo, me emocione escribiendo :)

    Miles de besos bonita, fue una de las mejores entradas ♥

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  3. Wow!
    Si que fue una super entrada, la verdad es que me has encantado con tus reflexiones, personalmente nunca me había puesto a pensar en esta cuestión, pero creo que lo que hace que me guste mucho un personaje es cuando estos no son como yo y cuando hacen cosas de las cuales yo nunca me animaría a hacer, también me suelo encariñar mucho con los personajes que como mencionas tienen un desarrollo a lo largo de la historia.

    Gran entrada, Saludos :)

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